Hay veces (muchas veces, más bien...) que me acuerdo de las personas importantes que se van quedando por el camino. Porque me encantaría compartir con ellas lo que hago, lo que vivo, lo que me pasa... Darles un abrazo, un beso, dedicarles una sonrisa. Me paro a pensar si de verdad estarán en alguna parte vigilando y cuidando de mí. Y creo que sí están de algún modo ahí y que siempre tendré esos ángeles tan especiales.
Este año está resultando ser más triste de lo esperado... Y aunque me han pasado cosas muy bonitas que llenan de luz el camino y que me han abierto unas puertas que nunca pensé que se abrirían, lo triste pesa mucho...
Intento que no sea así. Me considero una persona positiva, llena de ganas por conocer lugares diferente y nuevos, de disfrutar, de cumplir sueños y vivir cada segundo como si fuese el último. Pero hay veces que la vida te da palos muy difíciles de superar...
Después de unas semanas de desconexión por razones alegres y tristes, hoy quería recordar a alguien infinitamente especial para mí. Y es que llevo seis meses sin uno de los pilares de mi vida. Sin esa persona que, cuando yo solo tenía tres años, se escondía para fumar porque sabía que me chivaba a la yaya. Sin él, que de pequeña me sacaba golosinas de detrás de las orejas y me dejaba quedarme con él hasta las tantas viendo el juego de la oca. Que si quería un jardín me lo hacía y si pedía una casa en el árbol al día siguiente estaba hecha. Sin él, que se deshacía en sonrisas cuando me veía aparecer por la puerta y que siempre me calentaba las manos cuando las tenía frías. Que me contaba historias únicas llenas de nostalgia y recuerdos. Que tanto de menos me echaba pero que se alegraba infinito sabiendo que estaba feliz encontrando mi camino...
Este mes mi yayo tendría que haber cumplido 77 años. Y yo aun espero descolgar el teléfono y escuchar su voz al otro lado. Todo lo que escriba sobre él es poco porque podría estar escribiendo sobre él todo el rato. Te echo de menos yayo.
Hace un par de semanas fui a mi tierra y me traje algo que para mí es un tesoro... Poder abrigarte el cuerpo y el alma con una chaqueta que él utilizaba a diario para mí es un regalo.
Los abuelos son y siempre serán unas de las personas más importantes de mi vida. Y los que pensáis igual que yo, sé que entendéis cada letra a la perfección. Y este 2015 que tantos momentos maravillosos e inolvidables me está dando también me deja ese sabor agridulce que no consigo quitarme...
Este post habla sobre la vida y sobre la muerte, porque ambas son protagonistas de nuestras vidas. Y va dedicado a mis abuelos, porque los echo de menos TODOS LOS DÍAS. Y sé que desde algún lugar me estarán leyendo... Y sonreirán. OS QUIERO.
A vosotros mis queridos Nómadas os quiero desear una feliz semana. Esta última de mi querido Octubre que también ha traído momentos muy alegres y especiales pero también tristes sin esperarlo. Que viene pintando el otoño con lluvia, frío y tardes que se tiñen de noche... Disfrutad primeros paseos con olor a castañas y fundiros con este maravilloso entorno, hasta el final.
HASTA EL FINAL