jueves, 2 de junio de 2016

El capricho de junio

Hay veces que encuentro lugares tan maravillosos que me gustaría convertirlos en secretos. Hacerlos aparecer y desaparecer para que no fuesen descubiertos nunca. A veces pienso en lo complicado que es encontrar un lugar en el que no haya estado nadie. Algún rincón perdido en el que al llegar mis huellas fueran lo primero que sintieran. Por desgracia, actualmente, es algo bastante complicado. Lo inexplorado se ha puesto de moda y visitar lugares recónditos se ha convertido en un hobby para muchas personas. Cada vez resulta más difícil encontrar lugares vírgenes que no conozca ninguna persona. Y quizá, los pocos que quedan, sería mejor que siguieran como están. Ya que nosotros, en vez de ayudar a que el mundo se mantenga en buen estado, hacemos todo lo contrario, echando a perder lugares verdaderamente especiales. 

Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma... Y parece que así es. Tras varios meses de lluvias y días grises parece que por fin luce el sol tardío de primavera. Las tardes se alargan más y más y apetece estar todo el rato en la calle disfrutando de este tiempo entre cielo azul y árboles vestidos de verde. 

Hoy, mis queridos Nómadas, para darle la bienvenida a este mes tan bonito y mágico quería compartir con vosotros uno de esos rincones que me han enamorado de la capital. Como ya sabéis, mi alma mediterránea echa de menos el mar todos los días... Así que para saciar esa sed de sal y olor a mar pegada en la piel, intento localizar lugares que sean especiales y me ayuden a desconectar del estrés de la ciudad.

Hace unas semanas descubrí uno de esos lugares. Lleno de encanto, de historia, de magia, de naturaleza y sobre todo limpio, muy limpio y cuidado. Me recordó a los parques de mi querido Londres. Tan verdes y llenos de color. Con gente tumbada en el césped descansando o leyendo. Ese espacio tan maravilloso es el parque de El Capricho en Madrid, y después de estar allí entiendo totalmente que se llame así.

Mis pasos Nómadas me ayudaron a encontrar un lugar en el que cuando entras, te transporta a otro mundo del que no te quieres ir. Con miles de rincones para perderse bajo sus pequeños bosques de árboles del amor y dejarse llevar disfrutando de nuevas sensaciones en cada paso. Un entorno diferente en el que desconectar y fundirse en el entorno es una realidad desde el primer momento. Además sus pintorescos jardines esconden secretos bajo ellos... (para descubrirlos tenéis que ir vosotros mismos porque es sorprendente).


Este maravilloso espacio forma parte del patrimonio artístico-natural de Madrid. Situado en la Alameda de Osuna, fue creado especialmente por la duquesa de Osuna en el año 1784. Y cuidó en él hasta el más mínimo detalle... Lagos, templetes, laberintos, fuertes, casitas de piedra, fuentes preciosas, jardines de flores, puentes y un largo etcétera. Es un parque que encierra miles de cuentos en tres dimensiones y donde, una vez dentro, todo puede pasar porque consigue que cobren vida. Seguro que os sentís los protagonistas  cuando lo visitéis. 


Por supuesto, en un lugar así la inspiración viene sola. No solo imaginando las historias que pueden haber sucedido, sino también inventándolas para darles vida en ese entorno tan maravilloso y encantador. Hoy os dejo una de esas pequeñas historias que cobraron vida a través de cada paso que daba. Espero que os guste y que si tenéis oportunidad no os perdáis este parque tan mágico donde os sentiréis en un mundo a miles de kilómetros de las transitadas calles de Madrid. Junio llega caprichoso, cargado de emociones, viajes, visitas  y cosas bonitas que estoy exprimir y disfrutar al máximo. Espero que vosotros también le deis la bienvenida a este nuevo mes como se merece y este fin de semana aprovechéis al máximo el buen tiempo para salir a la calle y daros algún capricho... B[v]E[r]SOS & Abrazos bonitas y bonitos... Let´s Imagine, let´s dream big...!!



Contemplaba la primavera desde aquel camino, pero el invierno había invadido su corazón. Levantó la cabeza para respirar mirando a un lado y a otro. Sin ver nada, sin sentir... Obligándose a olvidar, tragándose las lágrimas que le penetraban hasta el alma. Tanta gente a su alrededor y ninguna historia le importaba.

Se quedó allí congelada, con su vestido de margaritas y sus botas desatadas. Alguien le limpió la cara. Una mano fría recorrió su mejilla y un escalofrío bailó por su cuerpo...
"Un sol frío" pensó "Pero sol, al fin y al cabo". Sus miradas esquivas se cruzaron... "Un comienzo inesperado. Una luz en la oscuridad."

En ese instante cerró los ojos, enmarcó ese momento y lo colgó en su memoria. Deseó miles de "ojalás" una y otra vez. Por lo inesperado, por los nuevos comienzos, por ella, porque sí. Porque hay veces que se viven principios que se convierten en finales y otras, finales que son principios..."

FIN