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viernes, 18 de abril de 2014

El final del cuento



Hay veces que vivimos una vida que no queremos vivir. Va pasando en tiempo y la situación se nos va de las manos sin darnos cuenta hasta el punto de que lo que nos pasa, no tiene nada que ver con nosotros.

De repente un día te paras y piensas en todo lo que te has perdido... Todo lo que te estás perdiendo y que nada tiene sentido. Te das cuenta que no estás haciendo lo que realmente quieres hacer, que has caído en una rutina y que eso es en lo que se ha convertido tu vida.

Y esto, mis queridos nómadas, pasa muy a menudo. Nos pasa en el trabajo, en relación a nuestros estudios, con lugares que queremos visitar, con experiencias que deseamos vivir, con nuestras parejas...

Hay veces que mucha gente se acomoda a una situación, y por miedo a que algo cambie, a hacerle daño a la otra persona, a encontrarte con algo diferente a lo que enfrentarte cada día que no seas capaz de controlar, no haces nada y sigues con la vida que llevas dejando que pase el tiempo.

Pero sabéis qué? Hay que tener valor, hay que tener ilusión, hay que luchar y seguir adelante por lo que uno quiere y, sobretodo, por la vida que quiere vivir. 

Por las inquietudes, los sueños, las aventuras, las motivaciones... Por muy descabellada que parezca la idea, por mucho que la gente a tu alrededor piense que es una locura... Hay que hacerlo y seguir adelante con lo que creas y te haga feliz. 

Ya sea en el trabajo, en nuestra vida personal, en sueños pendientes por cumplir. Hay que hacer siempre por ser felices. 
Aunque a veces eso conlleve ser un poco egoísta y pensar primero en uno mismo antes que en los demás. Pero es necesario tomar ciertas decisiones a tiempo antes que ser un infeliz el resto de tu vida.

Lo he visto a mi alrededor no una, sino muchas veces. Lo he vivido en primera persona. Y siempre, todas y cada una de las veces, incluidas las mías propias, ganamos los que en algún momento de nuestra vida, alguien nos da ese pequeño empujón que nos hace dar un giro a todo y hacer del sueño y de las ilusiones una realidad. 

El final del cuento no lo escribe nadie por vosotros. El final del cuento lo escribe uno mismo. Así que mis queridos amigos... Disfrutad del viaje y la emocionante aventura de vivir!



Estoy jodida...
No sé porqué ni como he llegado aquí.
He roto la lista mil veces y otras mil la he vuelto a hacer.
La balanza del si y el no se ha roto de tanto sopesar.
Y puede que la solución sea no pensar más... Simplemente decidir.
Y no me refiero a coger el camino fácil y bonito. Ese no...
Sino a andar por el que ya no me acuerdo pero el cual quiero recordar.

Estoy jodida... Y voy a joderla.
Pero los pros se han convertido en contras
y no me quiero ahogar en el vaso medio vacío que ya no me deja respirar.
Prefiero tirarlo todo y empezar a llenarlo de nuevo.
Aunque duela.
Aunque nunca deje de doler y sea silencioso y haga daño,
como el filo de una hoja de papel.

Pero no porque sea bonito he de seguir dentro.
No porque parezca perfecto ha de durar para siempre...
De todas formas las perdices solo se las comen las princesas.
Nunca fui princesa y nunca me gustaron las perdices.

El final de este cuento no acaba en colorín colorado.
El final de este cuento... Lo escribo yo.



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