Páginas

jueves, 5 de marzo de 2015

Tiempo atrás

Hay veces que me paso rato observando a las personas, lugares, cosas... Cuando voy a comprar, de camino al trabajo o cuando estoy paseando muchas veces veo situaciones bonitas. Soy partícipe, en un segundo plano, de besos, abrazos, conversaciones, risas, emociones...

Otras veces, en cambio, vivo en silencio imágenes que ojalá no existieran. Muchos indigentes, pobreza, drogodependientes... Día tras día pasan tras mis pupilas personas pidiendo dinero para poder alimentar a sus familias, para volver a tener un hogar, para salir adelante y conseguir una segunda oportunidad en estos momentos en los que está costando tanto sacar a flote. 

Vivimos en un país que, por desgracia, está muy desaprovechado. Tenemos una materia prima que muchos países desearían tener y a la cual no le sacamos partido.  Y lo digo cien por cien segura, porque he vivido en el extranjero y nuestro país tiene mucho que ofrecer durante todo el año y no solo durante los meses estivales. 

Por motivos de corrupción, malas gestiones, altos cargos que miran hacia otro lado, mentiras y egoísmo, entre otras muchas más cosas, España entró en un hoyo del cual está siendo muy difícil salir. 

Hace poco, mis queridos Nómadas, yendo en el metro de camino al trabajo vi a un hombre que, por encima de otras personas, llamó mi atención. Su mirada perdida, desesperanzada, desilusionada... quedó grabada en mi cabeza.  No pude evitar pensar qué habría llevado a ese hombre a aquella situación.

Como ya sabéis, cualquier cosa me sirve de inspiración. Llevaba un tiempo queriendo escribir un relato y, de pronto, se me ocurrió que podía hacer uno con este hombre como protagonista. 

Lo más probable es que nunca más vuelva a verlo ni a cruzarme con él. Pero su mirada reflejaba muchos sentimientos que yo quise imaginar y dejar plasmados en papel...
Así que el relato de hoy va dedicado a él y a todas esas personas que hubo un día en el que tenían todo lo necesario para ser felices y por las circunstancias se han visto en un punto que nunca podrían haber llegado a imaginar. 

A todos vosotros, que seguís ahí cada día, espero que os guste.
Se acercan cosas muy bonitas que estoy deseando compartir con vosotros... Mientras tanto sigo aquí, no penséis que me olvido de vosotros! Porque nada de esto sucedería si no estuvierais ahí! Mando besos y abrazos a todos vosotros que desde tantos sitios me seguís leyendo :))

Ya es jueves y el fin de semana está a la vuelta de la esquina. Así que disfrutar del resto de semana y buscar siempre un motivo para sonreír... Let´s try to be happy!! ;))


TIEMPO ATRÁS

Tenía las manos desgastadas y secas. El cansancio que guardaba dentro de él se le reflejaba por fuera. Casi no podía ni con el peso de su propia cabeza. 
Para lo único que todavía le quedaba algo de fuerza era para poder sujetar su viejo contrabajo. La madera tenía grietas y las cuerdas, que se sostenían desafinadas como él, casi habían perdido la esperanza de volver a ser tocadas. Les costaba recordar que un día fueron una dulce melodía y que ahora su silencio, cada vez mayor, se ahogaba en el fondo de la nada.

Se subió al vagón, que llegó con prisa. Un paso, otro, otro más... Un escalón. Ningún asiento libre. Tendría que aguantar de pie hasta que alguien se levantara.
El pelo desordenado y poblado de canas, llevaba varios días sin lavar. Su abrigo de paño verde oliva lucía tan apagado como él. Y aunque ya no hacia tanto frío por las calles, iba bien abrigado. Hay veces que uno lleva el frío dentro y, por mucho que se abrigue, sigue haciéndole tiritar. 

Daba cabezazos al compás del tren. Una mujer a su lado lo miraba con cara de miedo.
En una de las paradas subió una joven de mirada alegre que, casualmente, llevaba a la espalda un instrumento similar al suyo, pero con muchas menos partituras tocadas en sus cuerdas.

Se le entornaron los ojos y un recuerdo borroso paseó por su cabeza durante unos instantes...
Era él. Pero un él que ya no era. Por aquel entonces le sobraban fuerzas y ganas para todo.
Daba clases de música en sus ratos libres, tocaba con una pequeña banda de música y siempre que podía se escapaba a la ciudad para disfrutar de conciertos y fantásticas charlas con otros artistas... 

Un fuerte bandazo lo devolvió de golpe al vagón. Miró despacio y desorientado a su alrededor. Iba sin rumbo... Como siempre. Se subió al tren pensando en visitar a un viejo conocido, pero con el transcurso del viaje se le quitó la idea de la cabeza. Le daba vergüenza que cualquier persona que en su pasado había visto su verdadero yo lo viera así ahora.

Hubo un momento en el que tuvo mucho... Y desde hacía ya un tiempo, más largo que corto, no tenía prácticamente nada. Llevaba muchos días tocando un pentagrama vacío. Todas sus notas se le habían ido cayendo poco a poco con el paso de los años.
Las ilusiones se le fueron apagando, pasó una mala racha y, por circunstancias de la vida, no levantó cabeza.

Pasaba horas y horas en el metro, de una linea a otra. Se montaba en un un tren, llegaba al final del recorrido y volvía a empezar. Se sentía como en una noria, dando vueltas y vueltas que no tenían fin ni le llevaban a ninguna parte.
Veía a otros músicos de un anden a otro y todos le decían que se animase a tocar de nuevo.

Había veces que sacaba su contrabajo y lo acariciaba, lo miraba, deseaba volver a darle vida... Pero sentía que sería injusto romper ese hilo conector que tenían, esa complicidad que les había caracterizado durante muchos años y que tantas personas habían aplaudido.

Ahora solo le quedaba conformarse con hacerlo sonar una y otra vez en su memoria , como tiempo atrás solía hacerlo... Como un eco en el recuerdo.


1 comentario:

  1. Saludos amiga, te escribo para comunicarte que te he nominado a los premios Black Wolf Blogger Award. Un premio que se da entre bloggeros reconociendo la calidad y el trabajo de otros compañeros. Si aceptas la nominación las bases las tienes en mi blog.
    Un abrazo

    ResponderEliminar