Sin habernos conocido

Hay veces que me quedo observando a la gente que veo a mi alrededor y me da por imaginar cómo serán sus vidas y qué pasaría si se cruzasen unas con otras. 

Qué pasaría si cada día tuviéramos la oportunidad  de conocer a todas y cada una de las personas que nos cruzamos por la calle, o con las que coincidimos en el metro, o con las que tomamos café a la vez en una cafetería a media tarde... 

Y así me paso un rato, perdida en mi imaginación y montando historias en mi cabeza. Últimamente escribo mucho, cada vez siento más la necesidad de tener que plasmar todos esos pensamientos sobre un papel. Y me siento feliz, muy feliz... Crear historias y compartirlas con vosotros, mis queridos Nómadas, es lo mejor que me ha pasado nunca.

Me encanta que haya llegado por fin el frío. Como ya sabéis muchos de vosotros, porque lo comparto en mis cuentas de Twitter,  InstaGram y Google+, esta es una de mis estaciones favoritas. Todo a mi alrededor me resulta inspirador, y el escribir me resulta casi como un movimiento involuntario. 

La tranquilidad, la felicidad y las cosas bonitas llenas mis días. Estoy donde quiero estar viviendo uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Con la Navidad a la vuelta de la esquina (AMO LA NAVIDADDD) y muchos proyectos geniales por delante... Así que las sonrisas no pueden faltar en el día a día. 

No os rindáis nunca por conseguir lo que queréis en la vida. Siempre lo digo y nunca me cansaré de repetirlo: luchad por vuestros sueños y perseguid aquello que os haga felices... ¡¡No existen imposibles con ganas y valentía!! 

Hoy os dejo un relato que he escrito esta semana durante esos momentos que os comentaba antes... Espero que os guste y que saboreéis cada letra que hay en él.

Sin más, os deseo un bonito fin de semana y un feliz puente a todos en Madrid :))

Disfrutad del viernes y sed felices...

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS a todos y cada uno de vosotros  por hacer que Nómadas en la noche no deje de dar pasos hacia delante... Let´s dream!! 

SIN HABERNOS CONOCIDO

Eras tu. Soy yo. Fuimos los dos. Pero en diferentes escenas. No coincidimos en el mismo guión. Y justo entonces, todo cambió. Empezamos a ser nosotros mismos pero sin habernos conocido. Y ya no pudimos ser como habríamos sido... Todo parecía tener un sentido distinto. Como cuando te acuestas en una cama muy grande y sientes un vacío por dentro. Y te da vértigo moverte un poco por si acabas cayendo a un precipicio sin fin.

Nos buscábamos sin saberlo. En el fondo de nada y de todo... Por si en un giro inesperado uno de los dos se perdía. Y cada esquina acababa vestida de esperanza. Nos necesitamos más de lo que nunca podríamos imaginar. El tiempo encarceló nuestro momento y nos condenó a vivir en un mundo sin nosotros. Contemplando fotogramas equivocados en un vagón que no era el nuestro...

Y puede que en algún momento esquivo, el tiempo quisiera jugar con nosotros... Haciéndonos coincidir en un cruce, haciendo que nos mirásemos sin vernos, haciéndonos chocar sin saber que eramos nosotros. Y nuestras vidas siguieron su camino, pero incompletas, con esa sensación como cuando sales de casa sabiendo que se te ha olvidado algo... Y tuvimos que aprender a vivir con ello. Con una felicidad a medias, que siempre se preguntaba qué sería aquello que echaba en falta , pero sin saberlo...