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viernes, 9 de mayo de 2014

Reloj de Arena



Hay veces que nos empeñamos en algo que no puede ser. Ya sea porque no nos conviene, porque no es el momento, porque no es bueno para nosotros... 

Pero por mucho que la gente nos diga que no es lo adecuado, no lo aceptamos. Nos negamos a aceptar consejos y escuchar y seguimos cegados por la idea. Porque queremos que funcione y nos negamos a ver la realidad.

En esas situaciones, mis queridos Nómadas, tiene que ser uno mismo el que al final caiga del burro. Porque muchas veces, cuanto más nos dicen, peor! Y seguimos dándole vueltas a ese tema en cuestión que no nos lleva a nada... Aunque no queramos darnos cuenta. Pero cada uno necesita su tiempo, su momento, para tomar sus propias decisiones. Y por mucho que sepamos que la gente que nos quiere nos lo dice por nuestro bien, hasta que uno mismo no lo ve, no se puede hacer nada.

Hay veces que comparo estas situaciones con los relojes de arena. Los granitos van cayendo poco a poco, como pequeños avisos, hasta que uno de los lados se llena por completo... Pero entonces, lo volteamos y tenemos la oportunidad de volver a empezar de cero.

Por eso me encantan los relojes de arena! Con ellos siempre tienes una nueva oportunidad de jugar, de salir a flote, de seguir adelante y empezar un nuevo camino. 

Aunque a veces nos veamos perdidos en un laberinto de arena, quiero que sepáis que de todo se puede salir. Hay momentos en la vida que son complicados, que nos llevan a situaciones difíciles de las cuales no vemos el fin. Pero siempre hay una nueva puerta abierta esperando el momento adecuado. 

Hay veces que me pongo a escribir sin saber que va a salir... Como esta, por ejemplo! Y cuando pienso que no tiene sentido, resulta que tiene mucho más del que yo creía! 

No os olvidéis que siempre podemos darle la vuelta al reloj!
Feliz fin de semana a tod@s!! Let´s turn around!! 





Me vi al final del laberinto 
sin saber donde empezó.
Intenté deshacer los pasos dados
pues estaba dispuesta a ordenarlos.

Sin prisa pero sin pausa
encontré señales del principio.
Aunque de mucho no sirvieron
pues mis pensamientos eran equívocos.

Un camino parecido
pero a la vez muy distinto.
Cubría de arena mis pasos
pues así era complicado encontrarlos.

Unas manos me rescataron
ilusa de mí, pensaba en vano.
Me empezaba a ahogar en el cilindro
pues no hallaba la salida en ningún lado.

Me vi reflejada en el espejo,
atravesando el puente de nuevo.
Cayendo al enorme vacío 
pues voltearon el reloj, empezando al otro lado.



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