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lunes, 31 de marzo de 2014

En la intimidad...



Hay veces en las que necesitamos tener momentos de soledad… Para estar tranquilos, relajarnos, leer, dar un paseo por la playa, escuchar música, reflexionar, pensar… O para vivir momentos dos veces.


Es muy importante tener gente que te apoya y te escucha. Con la que poder compartir esos momentos especiales y únicos. Esas personas con las que puedes contar y las cuales pueden contar contigo.

Pero igual de importante, mis queridos nómadas, es saber estar solo. 

Para conocernos mejor, para aprender de nosotros mismos, para perdernos en recuerdos y en momentos ya vividos e imaginar los futuros.

Desde mi punto de vista, esos momentos son también importantes y especiales. 
Dedicar ese tiempo a nosotros, a nuestros pensamientos, a nuestras ilusiones, a nuestra intimidad…


Lo que uno mismo puede imaginar es algo nuestro que nadie puede quitarnos.
Y como os he dicho alguna vez, hay que dejar volar la imaginación… Así podemos ser capaces de aprender a jugar con nuestras fantasías. 

Hoy os invito a que juguéis y dediquéis un momento a vuestra imaginación y a vosotros navegando en vuestra fantasía… En la intimidad.



Despertó con el día vestido de gris, las sábanas deshechas y respirando su olor en la almohada. Se abrazó a ella para impregnarse de ese olor que la volvía loca.

Comenzó a desperezarse a la vez que una risilla pícara se le escapaba de su boca recordando la noche anterior. 
Con él siempre se quedaba con ganas de más. Una saciedad que nunca llenaba se le quedaba dentro.

Sentía pinchazos en la parte baja de su vientre al pensar en sus caricias y en sus labios recorriendo su cuerpo. 

Casi sin darse cuenta se vio llevando una mano hacía su pecho y empezó a darse suaves pellizcos.
Se cubrió entera con el edredón y su interior se llenó de ese aroma a sexo que aún quedaba en la cama y tanto le gustaba.

Vino a su mente la forma en la que él inundaba su aliento en ella y bajó su otra mano por sus ingles… Despacio, sin prisa, disfrutando aquel momento en la intimidad de sus recuerdos.

Casi podía sentir lo mismo que él le hacía sentir… Empezó a sudar debajo de las sábanas y perdió el control de su respiración. Sin dejar de acariciarse con la boca entreabierta y tomando cada vez más aire…

Se agarró al cabezal de la cama sin quitar la mano de su sexo y abrir más sus piernas.
Le excitaba pensar en como él la cogió y la hizo suya. Siempre fuerte y decidido. Acercándola tanto a él que casi no podía respirar.


Echó a un lado la cabeza, hundiéndola en la almohada. No quería que acabara aquel momento.

Su mente se perdía y ella se dejaba llevar por la marea del placer y el deseo. 

Un largo gemido se escapó de su boca a la vez que se relajaba… Justo después se echó a reír, como siempre le pasaba con él después de sus encuentros sexuales. 

Le encantaba aquella sensación, en la que volvía a disfrutar de esos momentos tan especiales y eróticos en los que disfrutaba como nunca… Pensando en todo lo que habían hecho e imaginando todo lo que volvería a hacer… En la intimidad.




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