Hay veces que cometemos locuras que nadie más entiende y que solo uno mismo puede darles sentido.
La locura. Ese estado que hace que nos sintamos vivos y que le saquemos punta a la vida cada día.
La locura… Yo hasta me alegro cuando alguien me dice “Estás loca” porque sí, puedo estar como una maraca, pero dentro de mi locura está mi cordura y en ella hay mucha felicidad.
Quién no se ha montado alguna vez en una montaña rusa? Quién no ha experimentado esa sensación de miedo y emoción a la vez? Ese momento en el que sentimos toda esa adrenalina corriendo por cada parte de nuestro cuerpo. Esa descarga inigualable e infinita que hace que no puedas parar de gritar y reír a la vez.
No se vosotros, mis queridos nómadas, pero yo solo puedo compararlo a lo que sentimos cuando ves a esa persona que hace que te tiemblen las rodillas y todo por dentro te de la vuelta.
Eso que cuando con solo rozar a alguien con las yemas de los dedos saltan chispas y sientes electricidad corriendo por todo tu cuerpo.
Esa sensación que hace que todo te de igual y que aunque solo durase unos instantes, ya ha merecido la pena por el mero hecho de haberlo sentido.
El hormigueo de saber que esa persona, durante el tiempo que sea, va a hacer que cada día sientas electricidad con cada sonrisa, con cada mirada, con cada gesto, con cada beso…
Así que amigos míos, no dudéis a la hora de subir a una montaña rusa… Porque sin ni siquiera pensarlo puede convertirse en el viaje más emocionante de vuestra vida!
Déjate llevar por la locura, el amor y la electricidad del momento! Let’s fly…!!
Caía el día sobre el río en un atardecer que hipnotizaba. Miró a un lado y a otro, no podía tardar...
Le parecía raro sentir esas mariposas por dentro, aunque prefería llamarlas luciérnagas, porque sus mariposas brillaban... Él hacía que brillasen.
Era como un susurro de viento en el tiempo, y al final en uno de esos deseos que se dejan llevar entre sueños, un soplo de aire lo puso en su camino...
Lo había echado mucho de menos, quizá más del que ella pensaba.
Su olor, su tacto, su sonrisa, su mirada... Tenía la sensación de haber estado con él miles de veces sintiendo sus caricias.
Él, todo lo que había soñado y esperado miles de veces, aparecía ahora haciendo que su vida fuera como ir subida a una montaña rusa.
Porque de repente un día algo cambia y lo que no tiene sentido empieza a ser el sentido de tu vida y te dejas llevar. Miras con alguien no a una dirección, sino a muchas! Porque es un viaje muy largo y hay que recorrer muchos caminos y simplemente sonríes al pensarlo…
Y entonces todo fluye, es fácil. Ves claros donde antes solo veías nubes y barreras. Porque ahora esa persona ha puesto un paraguas de colores sobre ti y es divertido saltar barreras.
Los porqués se convierten en 'por qué no??' Y ves el camino como las vías del tren sin poder dejar de mirar hacia delante.
Conseguía que cada momento fuese mágico y especial, cualquier canción en un pub repleto de gente, un cartel en el metro, un libro en el parque, flores perdidas en la ciudad…
Los pequeños detalles eran grandes señales.
Respiró y apoyó la cabeza sobre su mano.
Sintió un escalofrío por todo el cuerpo al sentir que le tocaban el hombro. Electricidad.
Se dio la vuelta viendo su sonrisa frente a la suya.
Enmarcó aquel momento y supo que nunca más dejaría de sonreír.
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